Frankenstein, el moderno Prometeo

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Frankenstein o el moderno Prometeo; o simplemente Frankenstein es una novela escrita por la autora inglesa Mary Wollstonecraft Shelley. Publicada por primera vez el 1 de enero de 1818 y enmarcado en la tradición de la novela gótica, el texto habla de temas tales como la moral científica, la creación y destrucción de vida y el atrevimiento de la humanidad en su relación con Dios. Aunque Frankenstein este impregnado de elementos de la novela gótica y el movimiento romántico, se lo suele considerar también como la primera novela de ciencia ficción.

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Creación

Durante el verano boreal de 1816, el año sin verano, el hemisferio norte soportó un largo y frío "invierno volcánico" debido a la erupción del volcán Tambora. Durante este terrible año, Mary Shelley y su marido Percy Bysshe Shelley hicieron una visita a su amigo Lord Byron que entonces residía en Villa Diodati, Suiza. Después de leer una antología alemana de historias de fantasmas, Byron retó a los Shelley y a su médico personal John Polidori a componer, cada uno, una historia de terror. De los cuatro, solo Polidori completó la historia ("El Vampiro" publicado en 1819), pero fue donde Mary concibió la idea que luego se convertitía en Frankenstein. Pocos días después tuvo una pesadilla o ensoñación y escribió lo que sería el cuarto capítulo del libro.

"(...) Cabe aclarar que en ningún pasaje de la historia original se hace mención al uso de la electricidad para dar vida a la criatura; si bien Víctor Frankenstein confiesa haberse sentido atrapado por el poder de las tormentas eléctricas e incluso mencionar las posibilidades del galvanismo, en ningún párrafo del texto se hace mención a que la criatura haya sido animada mediante electricidad (...)"

Resumen

La novela narra la historia de Víctor Frankenstein, un estudiante de medicina en Ingolstadt, obsesionado por conocer "los secretos del cielo y la tierra". En su afán,Víctor crea un cuerpo a partir de la unión de distintas partes de cadáveres diseccionados. Cabe aclarar que en ningún pasaje de la historia original se hace mención al uso de la electricidad para dar vida a la criatura; si bien Víctor Frankenstein confiesa haberse sentido atrapado por el poder de las tormentas eléctricas e incluso mencionar las posibilidades del galvanismo, en ningún párrafo del texto se hace mención a que la criatura haya sido animada mediante electricidad. Es importante mencionar que Frankenstein se cuida de no dar detalles de sus experimentos a fin de que nadie repita tal abominación. (Se señala también que al "Monstruo de Frankenstein", se le conoce en la cultura popular como Frankenstein pero en realidad en toda la obra dicho ser no posee un nombre real, tan solo apelaciones como "ser demoníaco", "engendro", "la criatura", "horrendo huésped").

Víctor Frankenstein comprende en ese momento el horror que ha creado, rechaza con espanto el resultado de su experimento y huye de su laboratorio. Al volver, el monstruo ha desaparecido y él cree que todo ha concluido. Pero la criatura, tras huir del laboratorio, siente el rechazo de la humanidad y despierta en él odio y la sed de venganza. Tras un período de convalecencia debido al exceso de trabajo, y después de enterarse del asesinato de su hermano menor William, Víctor regresa a su Ginebra natal con su familia y su prometida, solo para descubrir que detrás del crimen está el furor de la criatura que él ha traído a la vida. La culpa de Víctor se hace mayor cuando permite que una sirvienta de la familia —Justine Moritz— sea condenada a muerte y ejecutada, acusada del crimen.

Víctor decide ir a la montaña para recuperar su decaído ánimo. Cerca del Montblanc se encuentra de nuevo con el monstruo. Este le cuenta cómo aprendió a hablar espiando secretamente a una familia a la que ofrecía pequeños regalos en forma anónima, y cómo la familia le rechazó al descubrir su aspecto físico, rechazo que se repitió ante cada encuentro con seres humanos. Entonces la criatura promete no volver a entrar en la vida de Víctor, pero le pide, como su creador, que complete su obra y cree una compañera para él.

Su discurso y sus motivos son tan elocuentes que Víctor accede a la petición y promete crearle una compañera. Pero sus remordimientos son fuertes y al final decide destruir la segunda creación antes de llegar a darle vida. Entonces el monstruo, que sigue de cerca los trabajos de Víctor, jura vengarse. Esta venganza tomará forma con el asesinato de su mejor amigo Clerval y después, con el asesinato de Elizabeth, la prometida de Víctor, en la noche de bodas de ambos. A causa de todas estas muertes a su familia, el padre de Víctor, Alphonse, también fallece.

Decidido finalmente a terminar con su creación, Víctor persigue a la criatura hasta el confín del mundo. Víctor muere en un barco que le recoge entre los hielos del Ártico. Poco después de la muerte de Víctor, el barco es abordado por la propia criatura que termina por relatar sus motivos y triste historia al capitán. La novela termina con la confesión de la criatura de que pondrá fin a su miserable existencia:

"No tema usted, no cometeré más crímenes. Mi tarea ha terminado. Ni su vida ni la de ningún otro ser humano son necesarias ya para que se cumpla lo que debe cumplirse. Bastará con una sola existencia: la mía. Y no tardaré en efectuar esta inmolación. Dejaré su navío, tomaré el trineo que me ha conducido hasta aquí y me dirigiré al más alejado y septentrional lugar del hemisferio; allí recogeré todo cuanto pueda arder para construir una pira en la que pueda consumirse mi mísero cuerpo".

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Temas

La novela se subtitula El moderno Prometeo, sugiriendo de esta manera la principal fuente de su inspiración. Prometeo también se presenta a veces como el escultor de la humanidad, un titán que, según explicaría esta leyenda, creó al hombre a partir de la arcilla. La novela no es una simple reescritura del mito clásico, ya que, a diferencia del titán, el moderno Prometeo no es castigado por los dioses, sino por su propia creación. En cierto sentido, el de Prometeo es otra elaboración del mito de diferenciación entre la humanidad y la naturaleza, por el conocimiento y la técnica, y el castigo que ello conlleva, y tiene conexiones con la idea bíblica del demonio.

En la novela, la criatura se compara con Adán, el primer hombre en el Jardín del Edén y con el "ángel caído"; la descripción de la criatura realizada por Mary Shelley se nutre directamente del personaje de Satán en "El paraíso perdido" de John Milton. Hablando con Frankenstein, este le dice "Debería ser tu Adán, pero soy más bien el ángel caído", haciendo referencia a Lucifer.

En cierta forma Frankenstein es una alegoría de la perversión que puede traer el desarrollo científico; concebido y escrito durante las fases tempranas de la revolución industrial, una época de cambios dramáticos, detrás de los experimentos de Víctor Frankenstein está la búsqueda del poder divino: ¿qué mayor poder que el propio acto de creación de la vida? De hecho, la rebelión de la criatura contra su creador es un claro mensaje del castigo que deriva del uso irresponsable de la tecnología, siendo el mal solo una consecuencia imprevista de este uso.

Otra lectura del texto descubre en él una alegoría del embarazo y de los miedos frecuentes que las mujeres tenían en tiempos de Shelley de que el nacimiento acarrease consecuencias fatales para la madre o para los fetos prematuros. Esta interpretación se sustenta en el hecho de que Mary Shelley había tenido un parto prematuro poco antes del verano de 1816. Así, al igual que Mary, Víctor estaría obsesionado por la idea de que la criatura escapara a su control y pudiera ejercer el libre albedrío en un mundo que le afectaría de una u otra manera.

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